lunes, 6 de marzo de 2017

de miedo


Dijo que sí,
puedo hacerlo. El lienzo en blanco. Auxiliada por un viento cariñoso,
instintivo, el color recogido en la base de la aurora; poco a poco los bálsamos fueron
cuajando en el vacío, trazos intemperantes
por desconocidos, pero exactos.

No solo el poema declamado en estricto silencio por una nube
obtusa, no solo el brazo escultórico de un héroe enfermo, el muslo abajo de una cortesana
árabe. Tampoco el cuello curvo de la perspectiva, su cuervo vejatorio, aquel lenguaje demasiado perfecto para oírse
o saltar el muro de las contradicciones. El cuervo
alejandrino murmurando plenitudes al oído de un Poe asolado por las deudas de la paz.

La diversión es un proceso complejo (kafkiano). En resumen, Jordan
se lo pasa de miedo bajo el árbol donde el topo se las compone para seguir en la brecha; el silbo le guarda el sitio,
las hormigas no padecen, suben por la corteza en fila bautismal. ¡He ahí el color del cielo! –clama al cielo el poeta, y se pone a llover.

Es una profesión, la escucha; el poema va por dentro, es una procesión. El juglar
marchito sin su mágica pluma sonsacada del manto, despojado de voz y sacramentos, aspira a un lenguaje
ideal que no se deje nada en la caverna, ni un triste relato en la manga ancha
de la historia.

Suele decirse que el parque nació cuando acabó de narrarse la fábula del mundo,
que lo que se dio fue una sustitución. Y todas las guerras tienen su preludio
como su oleada. Ahora las muchachas pasan sin medias porque hace tanto calor que los árboles se agostan, y la hierba;
las muchachas contraatacan con sus piernas por el aire
y es un viento esponjoso el que se arrima al limbo de la piel y sus pasiones. Verdaderamente,
ocurre que las almas se amotinan sobre su personalidad,
viajan cómodas entre la multitud: huellas, acentos, diversos gritos, cada uno con su aroma y su frontera.

Esto da para una maraña de cuentos, un génesis de cuentas elegantes al que remontarse. Da para la estrofa
y los dos puntos, el serio proceder y la seriedad científica de la tesis,
para un ridículo espiritual y una mañana pasable.
Por una vez, sin miedo. Por una vez.



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