sábado, 10 de marzo de 2018

la luz o la palabra


El arte no se mancha las manos.
Cuando se pone realista, la gente escribe historias
carniceras, realmente duros alegatos culturales, pero sus manos permanecen
intactas, inofensivas. La cultura es el intermediario entre el arte y la realidad, entre la conciencia y el deseo.

Uno no puede hacerse amigo de un ángel. Los ángeles nos desprecian (de tanto como nos aman),
uno puede correr tras la estela dinámica de un ser angelical, puede incluir un manifiesto surrealista entre sus oraciones,
destinar parte de su inicuo salario a la construcción de basílicas y escalinatas. La conciencia
destaca como una rosa en un pajar, una sonrisa a las tres de la mañana.

Hoy, la mañana extraordinaria, la historia más cruda; el defecto de la literatura (porque el arte es perfecto por contradicción)
está en su imposibilidad de transmitir la función agónica del tiempo, su aspecto
duradero intransferible; ah, se negocia un destacamento de fraternidad con el manto simultáneo que recubre
la existencia, la infinidad queda reducida a un rollo diminuto de suspicacias
sobre el mundo y su craso potencial.

A los ángeles les enferma esta incapacidad tan humana y decadente. Destiny se ríe del KRIT,
abomina la armonía de las voces, el infantil escudo de la música. Destiny se ríe de la gente y se ríe de dios.
Es un arma bien engrasada, un artefacto multilateral, un explosivo y una fortaleza. Podría
haber sido el cometa del siglo, podría haber nacido en un volcán. Pero está muerta.

Cómo disfruta el Parque del testimonio artístico de la naturaleza; en una esquina
inventada, un traductor de imágenes ridiculiza el genio de la humanidad, es el antídoto contra la invasión
del entusiasmo creativo.

El amor es como una flor de loto flotando en el puchero del estanque; gran ejemplo. El amor
es un arte carismático, funciona sin intercesores, no necesita infraestructura para manifestarse. Destiny
se ha enamorado porque odia los recuerdos felices y no tiene compasión; su fortuna es parte del espacio, su amor
restituye la gravedad de las sombras, es un libro más allá de la conciencia,
más cerca de los hombres de lo que nunca ha estado un corazón, jamás ha sido honrado un pensamiento
por medio de la luz o la palabra.



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